Reseña Historia de Mariquita
Dentro de la recopilación de cuentos Tiene la noche un árbol de Guadalupe Dueñas, aparece “Historia de Mariquita”.
El cuento narra la
historia de una familia que guarda el secreto de mantener oculto el
pequeño cuerpo de la hija primogénita, que murió apenas siendo un
bebé. La familia debe cargar con el peso de la pena del padre, que
al no aceptar la muerte de la niña, ésta no fue enterrada y el
cuerpo fue puesto dentro de un frasco de chiles y colocado en puntos
estratégicos, para mantenerlo siempre oculto, dentro de la casa.
La situación es complicada, ya que
algunos miembros de la familia muestran un comportamiento de rechazo,
casi temor, hacia el pequeño cuerpo enfrascado. La protagonista, la
segunda hija de la familia, y quien relata la historia, al comienzo
dice que la situación le parecía muy divertida, pero conforme
transcurre el tiempo, su opinión se ve modificada. La situación
divertida pasa a ser una carga que tiene que soportar por ser la
mayor.
El personaje de Mariquita se interpone
en la historia con un protagonismo silencioso. La historia gira a su
alrededor, pese a no tener vida es llevada de un lugar a otro, para
encontrar donde pudiera estar más cómoda. En ella se enfocan todos
los problemas y desdichas de la familia. Al comienzo del cuento se
dice: “Nunca supe por qué nos mudábamos de casa con tanta
frecuencia. Siempre nuestra mayor preocupación era establecer a
Mariquita” (Dueñas, 1973, p. 23).
Lo primordial es mantener a la niña
en un punto estable donde pueda vivir como otra hija cualquiera.
La inocencia es un punto importante en
este cuento, y en general en otros de Guadalupe Dueñas. Sabemos que
Mariquita murió prematuramente al poco tiempo de nacer, y la
protagonista, la niña que cuenta la historia, narra todo en la
primera parte del cuento, con la inocencia e ignorancia de un niño
que no logra entender por completo la situación. Para ella es
“normal” que la pequeña dentro del frasco comparta habitación
con las demás y que esté a la vista por la casa. Esta situación de
inocencia coloca al lector en una posición similar, ya que tampoco
puede saber por completo la razón que conlleva toda esa situación,
sólo los indicios se desenvuelven poco a poco hasta al avanzar en la
historia y captar el problema en toda su complejidad.
El entendimiento de la historia avanza
junto con la protagonista, ya en edad adulta y sin padres, ella toma
la “responsabilidad” de cuidar a Mariquita. Junto a sus otras
hermanas se repite la situación inicial de la familia, siguen
mudándose, van de un lado para otro buscando el lugar adecuado donde
colocar a la hermana. “Pasó el tiempo, crecimos todas. Mis padres
ya no estaban entre nosotras; pero seguíamos cambiándonos de casa,
y empezó a agravarse el problema de la situación de Mariquita”
(Dueñas, 1973, p. 25).
Los problemas empeoran, ya que al
instalar a Mariquita deben aislarse para evitar posibles rumores de
su precaria situación. El intento de mantener todo en secreto, sus
propias vidas, lleva a tener en descuido lo que hay alrededor. Rentan
una gran mansión casi en ruinas, la cual llegan también a tratar de
ocultar, las grietas, los huecos en el piso, el moho de las paredes.
La casa se adorna ocultando los espacios, como lo hacen ocultando el
frasco del mayor secreto de familia. Las grietas son tapadas con
cuadros, los hoyos del piso con jarrones.
La protagonista intenta hacer que todo
esté bien, y ella misma llega a creer que había logrado un cambio
en la vida de sus hermanas, a pesar de la vista imperfecta de la
casa. Pero la situación no mejora, ya que el secreto es permanente y
lleva a la intranquilidad. La casa se veía muy alegre; pero así y
todo había duendes” (Dueñas, 1973, p. 26).
la culpa, se dice, viene de las
sirvientas al hacer habladurías y contar a todo el vecindario del
secreto de la familia. Al estar en juego la reputación de las
hermanas, la única solución para acabar con la dificultad es el
entierro de Mariquita en el jardín de la casa. Al realizar el
entierro, las hermanas vuelven a mudarse, pero la protagonista queda
sumida en la tristeza y en la soledad. Esto se vuelve tangible cuando
se reconoce que la única persona de la que sabemos su historia es
Mariquita, de los demás personajes no llegamos a conocer nada. La
protagonista nunca menciona su nombre, ni los de sus hermanas o
padres, también la edad permanece oculta, sólo llega a saberse la
edad de la pequeña en el frasco. La protagonista se liga a este
recuerdo como algo material que significa toda la razón de su
existencia. Al final dice que la tristeza la invade por dejar a su
hermana en aquel jardín, pero nunca se desprende del recuerdo.
Conserva el frasco donde había permanecido Mariquita, se fija a él
como si le perteneciera, sin salir de la sombra de la hermana,
siempre en esa soledad silenciosa en que se ven sumidos los
personajes de los cuentos de Guadalupe Dueñas.
Ana Paola Lupercio Dorantes.
Referencia bibliográfica.
Dueñas, Guadalupe. Tiene
la noche un árbol. (1973).
México: Ed. Fondo de Cultura Económica.
Dueñas, Guadalupe. Guadalupe Dueñas
¡está de moda...! (2012). México: Conaculta.
Patricia,
Rosas (2010). Guadalupe
Dueñas en el centenario de su nacimiento.
de Casa del Tiempo. 19/octubre/2015. Sitio web:
http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/catalogo-biobibliografico/490?showall=1
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