lunes, 7 de diciembre de 2015

Reseña Historia de Mariquita


Dentro de la recopilación de cuentos Tiene la noche un árbol de Guadalupe Dueñas, aparece “Historia de Mariquita”. 

El cuento narra la historia de una familia que guarda el secreto de mantener oculto el pequeño cuerpo de la hija primogénita, que murió apenas siendo un bebé. La familia debe cargar con el peso de la pena del padre, que al no aceptar la muerte de la niña, ésta no fue enterrada y el cuerpo fue puesto dentro de un frasco de chiles y colocado en puntos estratégicos, para mantenerlo siempre oculto, dentro de la casa.

La situación es complicada, ya que algunos miembros de la familia muestran un comportamiento de rechazo, casi temor, hacia el pequeño cuerpo enfrascado. La protagonista, la segunda hija de la familia, y quien relata la historia, al comienzo dice que la situación le parecía muy divertida, pero conforme transcurre el tiempo, su opinión se ve modificada. La situación divertida pasa a ser una carga que tiene que soportar por ser la mayor.

El personaje de Mariquita se interpone en la historia con un protagonismo silencioso. La historia gira a su alrededor, pese a no tener vida es llevada de un lugar a otro, para encontrar donde pudiera estar más cómoda. En ella se enfocan todos los problemas y desdichas de la familia. Al comienzo del cuento se dice: “Nunca supe por qué nos mudábamos de casa con tanta frecuencia. Siempre nuestra mayor preocupación era establecer a Mariquita” (Dueñas, 1973, p. 23). 
 
Lo primordial es mantener a la niña en un punto estable donde pueda vivir como otra hija cualquiera.

La inocencia es un punto importante en este cuento, y en general en otros de Guadalupe Dueñas. Sabemos que Mariquita murió prematuramente al poco tiempo de nacer, y la protagonista, la niña que cuenta la historia, narra todo en la primera parte del cuento, con la inocencia e ignorancia de un niño que no logra entender por completo la situación. Para ella es “normal” que la pequeña dentro del frasco comparta habitación con las demás y que esté a la vista por la casa. Esta situación de inocencia coloca al lector en una posición similar, ya que tampoco puede saber por completo la razón que conlleva toda esa situación, sólo los indicios se desenvuelven poco a poco hasta al avanzar en la historia y captar el problema en toda su complejidad.

El entendimiento de la historia avanza junto con la protagonista, ya en edad adulta y sin padres, ella toma la “responsabilidad” de cuidar a Mariquita. Junto a sus otras hermanas se repite la situación inicial de la familia, siguen mudándose, van de un lado para otro buscando el lugar adecuado donde colocar a la hermana. “Pasó el tiempo, crecimos todas. Mis padres ya no estaban entre nosotras; pero seguíamos cambiándonos de casa, y empezó a agravarse el problema de la situación de Mariquita” (Dueñas, 1973, p. 25).

Los problemas empeoran, ya que al instalar a Mariquita deben aislarse para evitar posibles rumores de su precaria situación. El intento de mantener todo en secreto, sus propias vidas, lleva a tener en descuido lo que hay alrededor. Rentan una gran mansión casi en ruinas, la cual llegan también a tratar de ocultar, las grietas, los huecos en el piso, el moho de las paredes. La casa se adorna ocultando los espacios, como lo hacen ocultando el frasco del mayor secreto de familia. Las grietas son tapadas con cuadros, los hoyos del piso con jarrones. 
 
La protagonista intenta hacer que todo esté bien, y ella misma llega a creer que había logrado un cambio en la vida de sus hermanas, a pesar de la vista imperfecta de la casa. Pero la situación no mejora, ya que el secreto es permanente y lleva a la intranquilidad. La casa se veía muy alegre; pero así y todo había duendes” (Dueñas, 1973, p. 26).

la culpa, se dice, viene de las sirvientas al hacer habladurías y contar a todo el vecindario del secreto de la familia. Al estar en juego la reputación de las hermanas, la única solución para acabar con la dificultad es el entierro de Mariquita en el jardín de la casa. Al realizar el entierro, las hermanas vuelven a mudarse, pero la protagonista queda sumida en la tristeza y en la soledad. Esto se vuelve tangible cuando se reconoce que la única persona de la que sabemos su historia es Mariquita, de los demás personajes no llegamos a conocer nada. La protagonista nunca menciona su nombre, ni los de sus hermanas o padres, también la edad permanece oculta, sólo llega a saberse la edad de la pequeña en el frasco. La protagonista se liga a este recuerdo como algo material que significa toda la razón de su existencia. Al final dice que la tristeza la invade por dejar a su hermana en aquel jardín, pero nunca se desprende del recuerdo. Conserva el frasco donde había permanecido Mariquita, se fija a él como si le perteneciera, sin salir de la sombra de la hermana, siempre en esa soledad silenciosa en que se ven sumidos los personajes de los cuentos de Guadalupe Dueñas.
Ana Paola Lupercio Dorantes.

Referencia bibliográfica.

Dueñas, Guadalupe. Tiene la noche un árbol. (1973). México: Ed. Fondo de Cultura Económica.

Dueñas, Guadalupe. Guadalupe Dueñas ¡está de moda...! (2012). México: Conaculta.

Patricia, Rosas (2010). Guadalupe Dueñas en el centenario de su nacimiento. de Casa del Tiempo. 19/octubre/2015. Sitio web: http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/catalogo-biobibliografico/490?showall=1

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