Escritor, novelista y periodista.
Rafael Felipe Muñoz Barrios nació en la capital del estado de Chihuahua en
1899. Murió en la Ciudad de México, el 2 de julio de 1972. Su novela Vámonos
con Pancho Villa (1931) fue la base argumental de la película
homónima, adaptada por Xavier Villaurrutia y dirigida por Fernando de Fuentes
en 1935. Esta película es considerada como la primera superproducción del
cine mexicano, en la que, además, el escritor participó como actor en el
papel de Martín Espinoza, uno de Los leones de
San Pablo, incondicionales de Villa y protagonistas del relato: “Próximamente !Vámonos
con Pancho Villa! ¡El gran espectáculo de la REVOLUCIÓN
MEXICANA! ¡20,000 personas en escena!…” (Publicidad de Cinematográfica
Latino Americana, S.A. [CLASA, fundada a partir de ésta película, y que
para su realización invirtió 1 millón de pesos, suma importante para ese
tiempo]). (El Universal Ilustrado, No. 978, Año XIX, México, 6 de
febrero de 1936. P. 28)
“Hijo de un prominente abogado chihuahuense, que
fuera presidente del Tribunal estatal, pasó su infancia en la hacienda El
Pabellón, cercana a los Estados Unidos, donde contó con una amplia
biblioteca. Realizó sus estudios en el Instituto Científico y Literario de su
estado; más tarde se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en la
Escuela Nacional Preparatoria, pero a raíz de la usurpación huertista, se vio
obligado a regresar a Chihuahua, [donde, a los dieciséis años de edad conoció
al Centauro del norte]. Se inició como periodista en febrero de
1914 con una crónica sobre la Decena Trágica, publicada en el
diario Vida Nueva, del que también fue redactor y traductor (…)”
(OCAMPO, Aurora M. Diccionario de escritores mexicanos.
México, UNAM-Instituto de Investigaciones Filológicas, Tomo V, 2000. P. 519).
Simpatizó con Obregón y durante el gobierno de
Carranza se autoexilió en California, Estados Unidos. A su regreso a México
en 1920, colaboró en los diarios: El Heraldo, El
Universal, El Universal Gráfico; de este último llegó a ser
jefe de redacción. En 1930 fue director de El Nacional.
Considerado por la crítica literaria, como uno de
los grandes escritores de la Revolución Mexicana, fue descrito por el
escritor Mauricio Magdaleno de la siguiente manera: “Mocetón fuerte que se
gastó buena porción de la juventud en la vecindad de la bola, y que por lo
mismo no necesita inventar proezas para henchir páginas insincereras [sic]
(…) Entre ambos –Azuela y [Martín Luis] Guzmán— corre a galope la vena de
Muñoz (…)” (El mundo de Rafael Muñoz. Por Mauricio Magdaleno. El
Nacional, No. 1914, 1a. Sección, Año VI, Tomo XIV. 20 de agosto 1934. P.
3)
De sus experiencias personales durante la Revolución
nacieron Memorias de Pancho Villa (1935) y las
novelas¡Vámonos con Pancho Villa! (1931), Se
llevaron el cañón para Bachimba (1941), Si me han de
matar mañana…(Botas, 1934); además de otros relatos, como: El
feroz cabecilla (cuentos de la revolución en el norte. Botas,
1936). Escribió también un ensayo dedicado al presidente más polémico del
siglo XIX: Santa Anna el dictador resplandeciente (Botas,
1938).
Dentro de la filmografía del cine mexicano existe
una película titulada Si me han de matar mañana (Dir.
Miguel Zacarías, 1946), con guión del director, música y canciones de Manuel
Esperón y letras de Ernesto Cortázar. Sin embargo Rafael F. Muñoz no tiene
consignado ningún crédito.
Rafael F. Muñoz se desempeñó además como jefe de
prensa: “en sus gestiones (…) ha logrado un concepto nuevo en nuestro
ambiente, dentro de las usuales actividades que se habían venido
acostumbrando, cambiando el concepto de publicidad política por el de
información y promoción de apoyo a las campañas emprendidas por la secretaría
en la cual colabora. (…) (Rafael F. Muñoz. Por Ignacio Vado. Revista
de revistas, No. 2718, 25 de octubre, 1959, p. 18). Colaboró con
Jaime Torres Bodet como su jefe de prensa en la Secretaría de Educación
Pública (1943-1946) y en la de Relaciones Exteriores (1946-1951) “…regresó,
en 1958, a colaborar con Torres Bodet en la Dirección General de Divulgación
Cultural y Prensa, de la Secretaría de Educación Pública (…) Elegido como
miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, en octubre de 1970, la muerte
le impidió leer su discurso de ingreso sobre el derecho a la información y la
responsabilidad de la prensa ante sus lectores”. (OCAMPO, Aurora. Ob. Cit.,
p. 520).
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