jueves, 12 de noviembre de 2015

La estatua de sal

La estatua de sal: provocación y confesión
Diana Marisol Gutiérrez Medina
Una de las figuras más polémicas y atrayentes del siglo XX en la literatura mexicana es el poeta, dramaturgo y ensayista: Salvador Novo. A través de su obra periodística nos devela  la Ciudad de México, retrata igualmente las particularidades y modas de la época, como de las costumbres prehispánicas o datos históricos relevantes. Fue integrante de Los contemporáneos, grupo que inicia con la publicación de la revista homónima. Parte de su legado se encuentra en la gestión cultural en 1947 cuando colaboró con Carlos Chávez en el lanzamiento del Instituto Nacional de Bellas Artes, en 1953 ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua y en 1967 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el ramo de lingüística y literatura.
Hombre culto e impulsor de las letras, debió vivir siempre entre dos mundos el homosexual y el de la sociedad mexicana de la época. En su autobiografía La estatua de sal, es el retrato de un hombre en pleno ejercicio de la honestidad, sin inhibiciones describe sus encuentros sexuales y sus primeros acercamientos al mundo homosexual,  aunque los hechos  son narrados  de forma directa, sin rodeos, ni explicaciones innecesarias, la calidad de la prosa, la plástica de las imágenes son relevantes.
 En la obra, Novo se remonta a aquellos años, cuando era infante y vivía con sus tíos en la Ciudad de México, cuando le mimaban, esos años felices duran poco, se debe desplazar en compañía de sus padres hacia Torreón, las impresiones que tiene del norte del país son crudas, no terminan ni él, ni su madre (así lo refiere) por acostumbrarse a un lugar tan árido. El motivo del traslado son las revueltas producto de la Revolución Mexicana. Este período marcó negativamente a Novo, su tío muere a manos de los revolucionarios y su padre se exilia en Estados Unidos. En Torreón Salvador conocerá a su primer amante, sus primeros contactos con lo homosexual estarán permeados de curiosidad pero también de inocencia. En su infancia sus precoces vecinos y sus juegos no tan inocentes, fueron sus primeros encuentros. En la adolescencia el libro que encuentra en la biblioteca de su tío, titulado La fisiología del amor, le hace sentir curiosidad, imagina como sería su primera vez. Revelará que su primer encuentro fue vacío, que no sintió el menor placer, en ese parte del libro el lector puede darse total cuenta de la desilusión del autor. Su primer encuentro marca un antes y un después, deja de lado la inocencia y la curiosidad, se siente distinto, liberado.
Regresará a su tan amada ciudad, dejando atrás al niño. Al regresar Salvador se percata de todas las cosas que nuevas, la música, las modas y las costumbres, vuele a estar entre sus tíos y con su abuela, pero sin su padre que se quedará una temporada más en Torreón hasta su muerte. El joven Salvador se enfrenta a los rituales iniciáticos a los que su primo orilla, a irse por la noche a visitar prostitutas, ir a los bares, fingiendo una timidez que no es más que tedio. Comienza una suerte de enmascaramiento. En la Escuela Nacional Preparatoria conoce a Xavier Villaurrutia, quien se convertiría en su fiel amigo y cómplice.  En esta nueva etapa a Salvador le sobreviene en dos fases: una de vagabundeo en donde comienza a fumar y tomar, a buscar furtivamente un amante. Uno de los encuentros más importantes es cuando se acuesta con el chofer de su tío, lo que marcará su preferencia por los hombres rudos.
Poco a poco Salvador se irá introduciendo en otras esferas, ya no en solitario. Al lado de La perra Collie, el uso de motes es sumamente común en la obra en donde los homosexuales ostentan toda clase de apodos, al mismo Salvador le apodaban El venadito. Conoce la esfera de los estudios donde los homosexuales podían hacer reuniones, todos podían ser ellos mismos. El mismo Novo se da el lujo de formar un grupo y rentar un piso en la calle Donceles. El otro polo lo conoce a lado de Antonio Adalid, los amantes refinados, los hombres de prestigiosos nombres que tienen a sus amantes delicados, aunque respetables, viejos y con familia, siempre desearon a otros hombres.
El propio Antonio Adalid participo en el famoso baile de los 41 e  intenta presentar a Salvador con otros hombres, mayores y respetables, para que se establezca con una pareja a su altura, pero los pretendientes le parecen anticuados y fuera de sus deseos reales, Salvador Novo amaba la clandestinidad de los encuentros fugaces con choferes. Por desgracia el texto queda trunco, después de la cortante entrevista que sostiene con Pedro Enríquez Ureña, y su ingreso para cursar Leyes al lado de Xavier Villaurrutia. No sabemos más de la vida oculta de Salvador, vale la pena recalcar que la obra salió a la luz póstumamente y hasta la década de los 90. Aunque inconclusa La estatua de  sal es una honda confesión del hombre, del joven, del niño que fue Salvador Novo, quien tuvo que ser dos hombres a la vez, ante su familia respetable y estudioso, salvo un par de incidentes, el verdadero hombre que se asume por completo está reflejado en la obra. El libro es un recorrido por ese mundo del ocultamiento en donde los hombres debían fingir y luchar contra lo que eran. El  humor no desaparece, la ironía, el autoescarnio pero todo lo que relata Salvador Novo tiene un dejo de soledad, tiene un sentido de remembranza reflexiva. Una honda confesión, eso es La estatua de sal.
Fuente:

Novo, [Salvador]. (1998).La estatua de sal. México: CONACULTA. Prólogo de Carlos Monsiváis.

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